¿Cuál es la relación entre la definición filosófica de virtud y la ciencia de la ética?

Podemos decir que la ética es la ciencia que se enfoca en el estudio del bien y del mal, pero cuando estudiamos esta ciencia también hay que reconocer que no toda virtud es buena; y un ejemplo de esto es la justicia, la virtud de la justicia se define como «dar y recibir de manera proporcional», la proporción tomada de la definición puede hacer que la justicia se confunda con el rigor que es un vicio. La ley del Talión puede ser una forma de justicia distributiva pero al mismo tiempo de rigor: «Al que lesione a su prójimo se le infligirá el mismo daño que haya causado: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Sufrirá en carne propia el mismo daño que haya causado» Levítico 24:19.
Queda claro entonces que hay virtudes que son buenas y otras que no, la prudencia que es el uso de la recta razón según Aristóteles tampoco es una virtud ética, porque la razón humana no nos asegura la toma correcta de decisiones. Las virtudes morales de la justicia y la prudencia lo que hacen en realidad es definir un estado intermedio entre el bien y el mal ( cuando dos opuestos pertenecen al mismo genero, necesariamente hay un estado intermedio, entre lo frio y lo caliente esta lo tibio por ejemplo). La definición de la virtud tal como la hace Aristóteles, es decir como un intemedio entre el exceso y el defecto, nos acerca parcialmente a la compresión de la ética.
La ciencia de la ética entonces viene definida por el estudio de las virtudes perfectas, que son las virtudes máximas de su género. Virtudes máximas en su género son la sabiduría, la misericordia, la perseverancia, el mejoramiento continuo.

El estudio de la ética parte del análisis de las virtudes perfectas en el hombre.

Una virtud es perfecta cuando no puede ser mejorada ni superada en su categoría. Por ejemplo tomemos la diferencia entre la prudencia y el consejo en el género de los juicios. La prudencia consiste en el mejor uso de la razón, pero esta virtud puede ser mejorada por el consejo (escucha, medita, decide), pero a su vez el consejo no puede ser mejorado ni superado, el consejo es una virtud perfecta y por lo tanto ética.
El estudio de las virtudes perfectas esta relacionado con el estudio de la verdad y de la Gnosis, porque las virtudes perfectas son los preciso y lo exacto, por eso la ciencia de la ética esta en relación con la filosofía que es la ciencia de la verdad. Las virtudes perfectas entonces nos definen al hombre bueno como tal, al filósofo y al sabio al mismo tiempo.

Jesús contra la opresión: ¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conocimiento

La opresión es básicamente la generalización de la injusticia, pero esta injusticia tiene una finalidad; cuando los regímenes sociales o políticos tienden a la apropiación de las riquezas para beneficio de sus miembros en contra del bien general, es decir cuando las oligarquías y tiranías se imponen por su poder en la sociedad, es cuando se notan los efectos de la opresión.
Jesús es un líder espiritual que enseña la sabiduría de Dios y debe enfrentar no precisamente a las autoridades romanas, sino a quienes hacen negocio con la religión; la espiritualidad y la religión no son muchas veces lo mismo. La opresión no es solo un fenómeno político o económico, sino fundamentalmente cultural o social.
Jesús fué perseguido por los fariseos y los doctores de la ley que lo consideraban una persona molesta para el orden establecido. Pero Jesús conocía los problemas de la gente, y el mensaje del evangelio es un mensaje de libertad y prosperidad, por eso Jesús denunció a los religiosos de su tiempo de reducir a la gente a la superstición, la ignorancia, y a una fachada tildada de misericordia.
Para oprimir a la gente simple y sencilla no se necesitan de soldados o policias sino simplemente con quitarle la ciencia de la sabiduría a la gente, porque sin esa ciencia la gente camina sin brújula, sin un norte claro, donde no hay sabiduría no hay ni prosperidad ni esperanza, y esto lo vemos con absoluta claridad en los países mas pobres del mundo, la humanidad a alcanzado grandes conocimientos técnicos, pero la eficiencia de esos conocimientos depende de la sabiduría, la sabiduria es la madre de todas las ciencias, es decir es la «llave» que nos permite la utilización provechosa de todas las demás ciencias, por eso en los evangelios la sabiduría de Dios es la llave de la ciencia o del conocimiento.
Por eso Jesús cuando denuncia a los sacerdotes dice: «¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conocimiento. Ustedes mismos no han entrado, y a los que querían entrar les han cerrado el paso.» Lucas 11:52. Sin sabiduria no podemos entrar al Reino de los Cielos, la fe ciega no es suficiente: «Dichosos más bien—contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen» Lucas 11:28. El Reino de Dios es la cultura de la excelencia: «Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto» Mateo 5:48; y la sabiduría (la palabra de Dios) es el conocimiento de los medios correctos para vivir.

La sabiduría es la llave de la ciencia, porque de ella depende el uso provechoso de todas las demás

Recompensa espiritual: Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad

Lo que buscamos tarde o temprano lo encontramos, esta búsqueda puede ser consciente o no, eso no importa, pero nuestro interior tarde o temprano se impone y se revela, este es un principio de la Gnosis espiritual, hay personas que tienen mas facilidad que otras para saber lo que realmente son. Demos un ejemplo de esto, tenemos una fobia, ¿de donde viene? ¿como la adqurimos?, muchos aspectos de la personalidad a veces son dificiles de asumir, a una persona que sufre una fobia le puede llevar años entender esas respuestas.
El maestro Jesús es claro cuando nos revela el misterio de la Gnosis, el Reino de los Cielos es un tesoro escondido, esta ahi en nuestro interior y lo tenemos que descubrir, sacarlo afuera; el Reino de Dios es autoconocimiento, si inclinamos el corazón al pecado, la malaventuranza nos llegará, en cambio si inclinamos el corazón hacia el amor de Dios, la bienaventuranza recibiremos. El corazón antes que nada nos dictamina el sentido del camino sea consciente la elección o no: pecamos o vivimos rectamente, pero luego nuestras acciones determinan nuestras recompensas, alcanzamos los frutos del espiritu o recibimos las obras de la carne (Gálatas 5:19-23).
Esto que nos explica Jesús, también lo describe el apóstol Pablo, tenemos la libertad de elegir y podemos justificar nuestras acciones negando lo que somos, pero vivimos en un universo sujeto a leyes éticas, y una de esas leyes es la ley de la siembra y la cosecha, lo que nos dice esta ley es que lo que sembramos eso mismo cosechamos: «Porque Dios ´pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras´» Romanos 2:6.
Y luego Pablo continua y explica que si dirigimos nuestro corazón a Dios recibiremos el bien supremo, que implica el autoconocimiento, y que es la vida eterna o adoracion de la sabiduria, la recompensa espiritual en su mayor grado: «Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad» Romanos 2:7. La vida eterna es el don espiritual que nos hace participes de la vida espiritual de los ángeles y nos otorga la semejanza a Dios.
En cambio si dirigimos nuestro corazón hacia la busqueda de los placeres del cuerpo y las riquezas obtendremos la recompensa correspondiente: «Pero los que por egoísmo rechazan la verdad para aferrarse a la maldad recibirán el gran castigo de Dios» Romanos 2:8.
En definitiva el trabajo espiritual consiste en descubrir lo que somos (autoconocimiento), de donde venimos (instrospeccion interior) y hacia donde vamos (profecia o destino).

El camino del sabio: Dará consejos acertados y prudentes, y se ocupará en investigar los misterios de Dios

La Biblia en el libro de Eclesiástico nos describe cómo es la vida del hombre que ha alcanzado la perfección espiritual y la semejanza a Dios a través de la Gnosis, así es el camino del sabio, el hombre que ama el bien por el bien mismo (Ágape): ¡Qué distinto es el que se dedica por completo a estudiar la ley del Altísimo, a investigar la sabiduría de todos los antiguos y a ocuparse en las profecías! Estudia lo que han dicho los hombres famosos e investiga los dichos más complicados; busca el sentido oculto de los proverbios y la solución a las preguntas más difíciles» Eclesiástico 39:1-3.
En esencia lo que el autor del libro nos explica, es que el sabio busca continuamente discernir los caminos de Dios y de su sabiduría, el sabio indaga en el saber oculto de las profecías, las parábolas y los acertijos. Así como hay una realidad material o física, también hay una realidad espiritual, compuesta por los objetos inmateriales y eternos, y es hacia estas cosas a las que la mente del sabio naturalmente se dirige. Muchas cosas están mas allá de la razón humana, pero están ahí dirigiendo nuestro camino, como el destino, en la percepción de la sabiduría yacen todos los misterios del hombre como los misterios de la vida y la muerte, y el sabio medita en ellos. El conocimiento para el sabio (el hombre verdaderamente iluminado) es poder, inmortalidad y bienaventuranza: «Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes» Jeremías 33:3.
Pero también el sabio tiene una tarea mas mundana, mas relacionada con los problemas cotidianos, es menester del sabio enseñar, guiar, y rehabilitar a las personas simples y sencillas de la opresión, la mentira, y el engaño, muchas personas pecan no porque sean malas sino porque no tienen sabiduría para vivir, el sabio es el líder espiritual por excelencia: «Dará consejos acertados y prudentes, y se ocupará en investigar los misterios de Dios. Iluminará a otros con su doctrina y enseñanza, y se sentirá orgulloso de la ley de la alianza del Señor» Eclesiástico 39:7-8.

El camino de error: «Ustedes han oído que se dijo: ´Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo´» Mateo 5:43

Jesús en el evangelio de San Mateo nos advierte de los dos caminos, el camino del acierto y el camino del error, es decir, el camino de la verdad y el camino de la falsedad. Por esto luego de anunciar el camino de bendición, es decir la vida bienaventurada, vivir los dones espirituales heredados de Dios (Mateo 5:3-12); Jesús nos muestra además el camino opuesto, el camino del sufrimiento y de la falsa sabiduría: «Ustedes han oído que se dijo: ´ Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo´» Mateo 5:43.
El que odia nos dice Jesús, ya tiene su retribución, y no es precisamente el infierno, las obras de la carne están a la puerta de la casa del impío: «Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios» Gálatas 5:19-21.
Los herejes (los maestros del error) nos dice Jesús, nos plantean un camino que parece lógico y fácil con su falsa sabiduría (malignidad), discernir entre el amigo y el enemigo y allí aplicar una vara, pero el problema de este razonamiento es que el amor de Dios y la verdadera vida no pueden estar en los que siguen este camino: «Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que en ningún asesino permanece la vida eterna» 1 Juan 3:15. Podríamos decir que lo opuesto a la vida eterna, que es el verdadero fin de la vida del hombre, es el «vacío psicológico», el percibir que la vida no tiene ningún sentido y que no se va a ningún lado con lo que se hace, Jesús no quiere esto para nuestras vidas.
La práctica del error no es el camino hacia la felicidad, los valores son un camino hacia seguro hacia la confusión, no crecemos practicando la virtud (justicia) o siguiendo ideales, crecemos viviendo la misericordia (compasión), viviendo la piedad (constancia, firmeza, devoción): «Pero yo os digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo» Mateo 5:43-44.

Cuando Dios corrige: Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi corazón. Proverbios 1:23

La sabiduría de Dios no trabaja con «el debe ser» o el «debería ser así», la vida no es fácil y muchas veces los problemas no se presentan en la manera en la que realmente son, y además no ven con la anticipación debida, y por lo general cuando se actúa contra ellos ya es demasiado tarde, la claridad de pensamiento y la visión de largo plazo no es algo frecuente en la personas, y usualmente las personas actúan únicamente sobre sus necesidades mas inmediatas con generalizaciones muy pobres y básicas, «me las sé todas» se dice a si mismo el necio; esto es lo que se conoce como el razonamiento del «palo y a la bolsa», y de acá al desastre hay un solo paso, un ejemplo sobre esto es el problema del cambio climático a nivel global, la falta de decisiones claras sobre este tema en la clase política mundial es notoria.
Y sobre estas cosas trata la sabiduría, la sabiduría interactua con la creatividad, la intuición y la inspiración; la sabiduría permite una apreciación de la realidad y los problemas de una manera diferente, cuando algo es sabio es por que es lo preciso y lo exacto teniendo en cuenta no solo el corto plazo sino también el largo plazo, la sabiduría se anticipa a los problemas, la sabiduría es de naturaleza divina porque es perfecta como Dios es perfecto. Así nos llama la sabiduría: «Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi corazón; les daré a conocer mis pensamientos» Proverbios 1:23.
Pero el libro de Proverbios nos dice que muchas veces los hombres son caprichosos y viven siguiendo sus pasiones pasajeras: «Como ustedes no me atendieron cuando los llamé, ni me hicieron caso cuando les tendí la mano, sino que rechazaron todos mis consejos y no acataron mis reprensiones ahora yo me burlaré de ustedes cuando caigan en desgracia» Proverbios 1:24-26. Pero la sabiduría nos dice el libro, premia a sus hijos, Dios de algún modo corrige, con premios y castigos: «Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal» Proverbios 1:33.

El hombre espiritual: «Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible» 2 Corintios 4:18

La doctrina del Reino de Dios tiene un fundamento metafísico, de hecho cuando Jesús habla de los misterios del Reino de los Cielos esta hablando de los misterios de la metafísica. Aristóteles en su Libro Metafísica explica que hay dos tipos de objetos, los que podemos percibir con la inteligencia y los que podemos percibir con los sentidos físicos. Objetos que podemos percibir con la inteligencia son por ejemplo los números, la sabiduría, la bienaventuranza.
Comprender el funcionamiento de las realidades invisibles es fundamental para comprender la espiritualidad, la perfeccion de Dios se manifiesta en la perfeccion de sus obras: «Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa» Romanos 1:20.
El apóstol Pablo nos explica que la guerra espiritual es la búsqueda por lo que es eterno y que no esta sujeto a cambios: «Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno» 2 Corintios 4:18. Pero para comprender esta enseñanza de Pablo necesitamos de una gracia especial, si vivimos como hombres naturales el mundo inmaterial no tiene ningún sentido: «El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente» 1 Corintios 2:14. En la Biblia hay una oposicion entre el hombre natural en el que prevalecen los placeres del cuerpo, y el hombre espiritual en el que prevalece la bienaventuranza.
El hombre espiritual es el hombre capacitado por la gracia del espíritu para comprender y captar con la inteligencia la verdad. La verdad existe, es lo preciso y lo exacto, la verdad es una concordancia, la verdad no es algo que dependa de la opinión personal. Sobre el hombre espiritual Pablo explica: «El que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque ´´ ¿quien ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?´» 1 Corintios 2:15-16.

Jesús es el hijo del hombre en la Biblia: «Yo soy el camino, la verdad y la vida», Juan 14:6

Jesús nos enseña que él personifica la rectitud de Dios, Jesús es el hijo del hombre. La rectitud no es una virtud, la rectitud es una perfección, la rectitud es el máximo principio ético del hombre, y por lo tanto un don espiritual: «Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto», Mateo 5:48. La rectitud es la vida en gracia de Dios, la rectitud no es «no pecar» ni tampoco la regla de plata; la rectitud es una exigencia que nos coloca frente a la necesidad del bien, la rectitud es la regla de oro: «Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas» Mateo 7:12. Por este don espiritual imitamos al Señor Jesús y somos participes del Reino de los Cielos y de sus bendiciones y promesas: «Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados» Efesios 5:1, así lo explica el apóstol Pablo.
El don espiritual de la rectitud tiene tres características que lo definen, la rectitud es camino, verdad y vida. La rectitud es camino porque los dones son progresivos, los dones se viven porque se crece, todos tenemos un ranking o un millaje de rectitud, cuanto mayor es nuestro ranking más cerca estamos de nuestro Señor Jesús, de su sabiduría y de la iluminación espiritual interior, también conocida como Gnosis.
La rectitud también es verdad porque es lo preciso y lo exacto, la rectitud es lo opuesto al error, al pecado. Este don nos ilumina interiormente, nos llena el corazón de felicidad y alegría, recordemos que Aristóteles nos explica que a mayor virtud mayor felicidad, la rectitud es una forma de virtud perfecta, y nos hace saber la voluntad de Dios para nuestras vidas. La rectitud como don nos da una mayor calidad de vida y no lleva hacia la longevidad (don espiritual de la Inmortalidad).
La rectitud también es vida, porque cuando la verdad no es suficiente es necesaria la vida, como en el caso de las mentiras piadosas. Un caso de rectitud es la parábola del buen samaritano, esta parábola está como recordatorio permanente de cómo deben obrar los cristianos en un mundo dominado por la opresión, la mentira y el engaño, frente a nuestro prójimo seguimos de largo y hacemos como que no miramos o salimos a ofrecer nuestra ayuda, Jesús nos explica que tenemos que elegir.

Acierto y error, el problema de la ética: ¿Quién está consciente de sus propios errores? Salmo 19:12

Los seres humanos buscamos la felicidad naturalmente nos explica Aristóteles en Ética a Nicómaco, pero la búsqueda de la felicidad es un error, los que la buscan finalmente no la encuentran o en el mejor de los casos se reduce a simples momentos pasajeros. La Biblia nos enseña que los seres humanos estamos sujetos a leyes éticas y que tenemos que elegir entre dos caminos. La felicidad es un verdadera forma pertenece a las personas precisas y exactas, es decir a los que elijen el camino de la verdad o el acierto, porque estas personas son las que controlan los efectos negativos y positivos de la ley de la cosecha y la siembra explicada por la Biblia: «No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra» Gálatas 6:7.
El Salmo 19 nos muestra el que quizás sea el problema fundamental de la ética en el hombre, tenemos que elegir entre la verdad (precisión y exactitud) y el error. Siguiendo la enseñanza del Salmo 1, el salmo de los dos caminos; la verdad o asertividad por un lado, y el error o el pecado por otro, son caminos y discernimientos (mentalidades), para los primeros la inmortalidad (don de la longevidad) y la vida eterna (vida contemplativa), para los segundos la ruina: «Porque el SEÑOR cuida el camino de los justos, mas la senda de los malos lleva a la perdición» Salmo 1:6.
La ley de Dios es completa y fuente de toda sabiduría nos dice el Salmo 19, los que meditan en ella evitan el error y encuentran el conocimiento, la luz y la alegría:
«La ley del SEÑOR es perfecta:
infunde nuevo aliento.
El mandato del Señor es digno de confianza:
da sabiduría al sencillo.
Los preceptos del SEÑOR son rectos: traen alegría al corazón.
El mandamiento del SEÑOR es claro:
da luz a los ojos» Salmo 19:7-8.
En el hombre sensato esta el evitar el error y buscar el camino de la rectitud:
«¿Quién está consciente de sus propios errores?
¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!
Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas;
no permitas que tales pecados me dominen.
Así estaré libre de culpa
y de multiplicar mis pecados» Salmo 19:12-13.

La falsa bienaventuranza: Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya han recibido su consuelo!

Jesús, a diferencia de la filosofía griega que nos pone la felicidad como bien supremo, nos explica que hay una verdadera y una falsa felicidad en los evangelios. La doctrina del Reino de Dios se sintetiza en una idea muy simple: dos caminos (la rectitud y el pecado), dos retribuciones (frutos de vida y obras de la carne). El salmo 1, el salmo de los dos caminos, lo explica de esta manera: «Porque el SEÑOR cuida el camino de los justos, mas la senda de los malos lleva a la perdición» Salmo 1:6.
Jesús nos enseña que hay un camino que puede parecer lógico a muchos pero que es un camino de apariencias donde la felicidad es simplemente un momento pasajero como las nubes llevadas por el viento, la felicidad en su verdadera forma es un estado de la mente que surge de la vida contemplativa (Juan 17:3), Jesús nos alerta contra la falsa bienaventuranza, o las cuatro maldiciones, del evangelio de Lucas:
«Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya han recibido su consuelo!
¡Ay de ustedes los que ahora están saciados, porque sabrán lo que es pasar hambre!
¡Ay de ustedes los que ahora ríen porque sabrán lo que es derramar lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien!
Dense cuenta de que los antepasados de esta gente trataron así a los falsos profetas» Lucas 6:24-26.
La falsa bienaventuranza, o malaventuranza, nace del amor del hombre dirigido hacia los falsos bienes como el dinero: «No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo—los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos, y la arrogancia de la vida—proviene del Padre, sino del mundo» 1 Juan 2:15-16.
El excesivo amor enfocado hacia los bienes aparentes nos pone en conflicto con Dios y con el prójimo porque los bienes materiales son escasos, una vida llena de pecados es su resultado: «¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios» Santiago 4:4. Indefectiblemente la falsa bienaventuranza dirige al hombre hacia la destructividad y el sufrimiento, no hay paz para los que siguen el camino equivocado, en definitiva la retribución de la malaventuranza es la ruina: «Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna» Romanos 6:23.