¿Cuál es la relación entre la definición filosófica de virtud y la ciencia de la ética?

Podemos decir que la ética es la ciencia que se enfoca en el estudio del bien y del mal, pero cuando estudiamos esta ciencia también hay que reconocer que no toda virtud es buena; y un ejemplo de esto es la justicia, la virtud de la justicia se define como «dar y recibir de manera proporcional», la proporción tomada de la definición puede hacer que la justicia se confunda con el rigor que es un vicio. La ley del Talión puede ser una forma de justicia distributiva pero al mismo tiempo de rigor: «Al que lesione a su prójimo se le infligirá el mismo daño que haya causado: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Sufrirá en carne propia el mismo daño que haya causado» Levítico 24:19.
Queda claro entonces que hay virtudes que son buenas y otras que no, la prudencia que es el uso de la recta razón según Aristóteles tampoco es una virtud ética, porque la razón humana no nos asegura la toma correcta de decisiones. Las virtudes morales de la justicia y la prudencia lo que hacen en realidad es definir un estado intermedio entre el bien y el mal ( cuando dos opuestos pertenecen al mismo genero, necesariamente hay un estado intermedio, entre lo frio y lo caliente esta lo tibio por ejemplo). La definición de la virtud tal como la hace Aristóteles, es decir como un intemedio entre el exceso y el defecto, nos acerca parcialmente a la compresión de la ética.
La ciencia de la ética entonces viene definida por el estudio de las virtudes perfectas, que son las virtudes máximas de su género. Virtudes máximas en su género son la sabiduría, la misericordia, la perseverancia, el mejoramiento continuo.

El estudio de la ética parte del análisis de las virtudes perfectas en el hombre.

Una virtud es perfecta cuando no puede ser mejorada ni superada en su categoría. Por ejemplo tomemos la diferencia entre la prudencia y el consejo en el género de los juicios. La prudencia consiste en el mejor uso de la razón, pero esta virtud puede ser mejorada por el consejo (escucha, medita, decide), pero a su vez el consejo no puede ser mejorado ni superado, el consejo es una virtud perfecta y por lo tanto ética.
El estudio de las virtudes perfectas esta relacionado con el estudio de la verdad y de la Gnosis, porque las virtudes perfectas son los preciso y lo exacto, por eso la ciencia de la ética esta en relación con la filosofía que es la ciencia de la verdad. Las virtudes perfectas entonces nos definen al hombre bueno como tal, al filósofo y al sabio al mismo tiempo.

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El camino del sabio: Dará consejos acertados y prudentes, y se ocupará en investigar los misterios de Dios

La Biblia en el libro de Eclesiástico nos describe cómo es la vida del hombre que ha alcanzado la perfección espiritual y la semejanza a Dios a través de la Gnosis, así es el camino del sabio, el hombre que ama el bien por el bien mismo (Ágape): ¡Qué distinto es el que se dedica por completo a estudiar la ley del Altísimo, a investigar la sabiduría de todos los antiguos y a ocuparse en las profecías! Estudia lo que han dicho los hombres famosos e investiga los dichos más complicados; busca el sentido oculto de los proverbios y la solución a las preguntas más difíciles» Eclesiástico 39:1-3.
En esencia lo que el autor del libro nos explica, es que el sabio busca continuamente discernir los caminos de Dios y de su sabiduría, el sabio indaga en el saber oculto de las profecías, las parábolas y los acertijos. Así como hay una realidad material o física, también hay una realidad espiritual, compuesta por los objetos inmateriales y eternos, y es hacia estas cosas a las que la mente del sabio naturalmente se dirige. Muchas cosas están mas allá de la razón humana, pero están ahí dirigiendo nuestro camino, como el destino, en la percepción de la sabiduría yacen todos los misterios del hombre como los misterios de la vida y la muerte, y el sabio medita en ellos. El conocimiento para el sabio (el hombre verdaderamente iluminado) es poder, inmortalidad y bienaventuranza: «Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes» Jeremías 33:3.
Pero también el sabio tiene una tarea mas mundana, mas relacionada con los problemas cotidianos, es menester del sabio enseñar, guiar, y rehabilitar a las personas simples y sencillas de la opresión, la mentira, y el engaño, muchas personas pecan no porque sean malas sino porque no tienen sabiduría para vivir, el sabio es el líder espiritual por excelencia: «Dará consejos acertados y prudentes, y se ocupará en investigar los misterios de Dios. Iluminará a otros con su doctrina y enseñanza, y se sentirá orgulloso de la ley de la alianza del Señor» Eclesiástico 39:7-8.

El hombre espiritual: «Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible» 2 Corintios 4:18

La doctrina del Reino de Dios tiene un fundamento metafísico, de hecho cuando Jesús habla de los misterios del Reino de los Cielos esta hablando de los misterios de la metafísica. Aristóteles en su Libro Metafísica explica que hay dos tipos de objetos, los que podemos percibir con la inteligencia y los que podemos percibir con los sentidos físicos. Objetos que podemos percibir con la inteligencia son por ejemplo los números, la sabiduría, la bienaventuranza.
Comprender el funcionamiento de las realidades invisibles es fundamental para comprender la espiritualidad, la perfeccion de Dios se manifiesta en la perfeccion de sus obras: «Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa» Romanos 1:20.
El apóstol Pablo nos explica que la guerra espiritual es la búsqueda por lo que es eterno y que no esta sujeto a cambios: «Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno» 2 Corintios 4:18. Pero para comprender esta enseñanza de Pablo necesitamos de una gracia especial, si vivimos como hombres naturales el mundo inmaterial no tiene ningún sentido: «El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente» 1 Corintios 2:14. En la Biblia hay una oposicion entre el hombre natural en el que prevalecen los placeres del cuerpo, y el hombre espiritual en el que prevalece la bienaventuranza.
El hombre espiritual es el hombre capacitado por la gracia del espíritu para comprender y captar con la inteligencia la verdad. La verdad existe, es lo preciso y lo exacto, la verdad es una concordancia, la verdad no es algo que dependa de la opinión personal. Sobre el hombre espiritual Pablo explica: «El que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque ´´ ¿quien ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?´» 1 Corintios 2:15-16.

Los peligros de los sueños: Creer en los sueños es querer agarrar una sombra o perseguir el viento

Hay muchos estudios sobre el tema de los sueños y muchos buscan significado en ellos, el tema es que muchos sueños pueden significar algo, pero la mayoría no significan absolutamente nada, y expresan simplemente algún problema no resuelto o la resolución de alguna angustia cotidiana.
El problema de los sueños consiste en saber discernir, pero el discernimiento en este problema no es el discernimiento cotidiano de elegir entre el bien y el mal, sino el discernimiento entendido como don espiritual, que discierne las realidades espirituales, la comprensión de los sueños esta mas allá de la razón humana y es un proceso profundamente intuitivo (la intuición es una facultad espiritual).
Además el problema de la interpretación de los sueños tiene un punto en contra, la interpretación y análisis se hace es siempre sobre los sueños lúcidos, cuando estos son en realidad la mínima parte de estos. La interpretación de los sueños es un arma de doble filo que encierra sus peligros, porque así como nos puede ayudar también nos puede arruinar, recordemos que no estamos hablando de una ciencia sino de un arte.
La Biblia nos explica constantemente que los sueños con un vinculo con los divino y su correcta interpretación es un don espiritual, como Daniel que interpreta los sueños del Rey de Babilonia o José quien interpreta los sueños del faraón, estamos hablando de personas que manejan la intuición en su nivel mas profundo, es decir personas que logran racionalizar conceptos que están en otros planos al que la mayoría de la gente no logra acceder.
La Biblia nos advierte, con un grupo de consejos muy fáciles de seguir, que frente a los sueños debemos comportarnos sabiamente y no como necios, porque ambos tienen su retribución:
«Los tontos viven de falsas esperanzas;
los sueños dan alas a los insensatos.
Creer en los sueños
es querer agarrar una sombra o perseguir el viento.
Lo que uno ve en sueños es sólo una imagen,
como un rostro reflejado en un espejo.
Nada limpio puede venir de la suciedad;
ninguna verdad puede tampoco venir de la mentira.
Adivinaciones, pronósticos y sueños son cosas sin valor,
fantasías como las de mujer de parto.
Si no vienen de parte del Altísimo,
no les prestes la menor atención.
Porque muchos se dejaron engañar por los sueños,
y por creer en ellos se arruinaron.» Eclesiástico 34:1-7.

¿Por qué debemos pedir sabiduría a Dios? La importancia de entrar al Reino de los Cielos

El Reino de los Cielos es la cultura de la excelencia: «Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto», Mateo 5:48. El Reino pregonado por Jesús es fundamentalmente un dominio o gobierno ético fundamentado en Dios: «Jesús le dijo: ¿Por que me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios.», Marcos 10:18.
Vivir los dones espirituales (los dones son perfecciones) es vivir eticamente porque todos los dones son buenos por definición.
¿Qué mas excelente que la sabiduría de lo alto, que proviene del mismo Dios?: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y el se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.», Santiago 1:5
La sabiduría de lo alto es el conocimiento de los medios correctos para vivir. La importancia de pedir sabiduría es fundamental, no podemos entrar al Reino de los Cielos sin sabiduría, porque cuando aprendemos sabiduría aprendemos a ser asertivos, es decir aprendemos a ser precisos y exactos; como por ejemplo en el juicio del Rey Salomón a las dos prostitutas en 1 Reyes 3:16-28, como cuando Jesus salva a la prostituta de ser apedreada: «Aquel de ustedes que este libre de pecado, que tire la primera piedra.», Juan 8:7
Cuando tomamos una decisión acertamos o fallamos, los valores, los mandamientos y el amor son formas del error, herejías que nos alejan del camino de la misericordia, del camino de la piedad. Además la ley del retorno premia la acertividad y castiga el error, la falla: «No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra», Gálatas 6:7.
Solo cuando recibimos sabiduría es cuando aprendemos a resolver correctamente los problemas: «La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento», Proverbios 4:7. La sabiduria además vale tanto como el dinero: «Porque la sabiduría protege como el dinero protege. Pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría preserva la vida de sus poseedores. Eclesiastés 7:12.
Dios quiere bendecirnos con su conocimiento, pero todo depende de que camino elijamos, y como lo explica el antiguo testamento: «Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la madición», Deuteronomio 30:19.

El problema de la racionalidad: ¿Por qué la filosofía es una ciencia todavía en desarrollo?

La filosofía en general a través del uso de la racionalidad trata de describir el mundo y el porque del comportamiento del hombre. Pero las preguntas fundamentales y mas profundas del hombre no encuentran respuesta. Es en este contexto que aparecen las diferentes religiones: cristianismo, judaísmo, hinduismo; y cada sistema de creencias desarrolla su propia «filosofía religiosa».
Si como Platón afirma que el fin de la filosofía es la búsqueda de las verdades inmateriales, los hombres no deberían buscar mas allá de esta ciencia, junto con la metafísica y la ética, las respuestas ultimas a su existencia y a como debe vivir, independientemente si hay un Dios o no. Claramente la filosofía es una ciencia todavía en desarrollo y esto es así porque la filosofía es como una mesa con dos patas, algo le esta faltando, y eso que le esta faltando es la figura del sabio o filosofo.
El problema es que el sabio no es una «figurita», o una persona que estudio mucho, el sabio es una tipología humana como la perversión o psicopatía. Para desarrollar una filosofía completa o una filosofía que nos de las respuestas mas profundas, tenemos que entender que no todas las personas son iguales y que hay diferentes clases de hombre, y que dentro de esas clases hay un solo tipo de personas que pueden acceder al plano de la verdad, los «hombre espirituales».
Veamos esto con un ejemplo:
«Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro:
—Simón, hijo de Juan, ¿me Agape más que estos?
—Sí, Señor, tú sabes que te Philia —contestó Pedro.», Juan 21:15
Jesús le pregunta a Simón si tiene Ágape, Ágape es el amor espiritual, el amor proyectado hacia toda la obra de Dios. En cambio Philia es el amor del alma, el amor que surge del placer de vernos reflejados en el otro. Philia describe la razon y un estado intermedio entre el bien y el mal.
Esta diferencia entre Agape y Philia es la diferencia entre el hombre espiritual y el hombre racional. La verdad no esta en Philia sino en Agape, el paso de Philia a Agape es la Gnosis o iluminación interior. La Gnosis, como tal es el acceso a la ciencia de la filosofía, porque filosofía en griego significa, filo: amor y Sofia: sabiduría. Solo el hombre espiritual o sabio tiene el amor a la sabiduría.
Claramente la racionalidad (razón humana) es una insuficiencia para el desarrollo de la filosofía. Solo el sabio, el hombre dotado de los dones de ciencia, sabiduría y discernimiento puede dar las respuestas ultimas a la existencia del hombre, la verdad como tal yace en el «entendimiento» o «razón superior» del sabio.
Mientras la humanidad se encuentre dominada por este estado intermedio entre el bien y el mal, por este amor «philia» y su concepto de «justicia», la filosofía como ciencia no podrá completarse y el dominio de la ética y la metafísica seguirá en manos de las teologías o «filosofías religiosas».

La iluminación espiritual: «Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen», Mateo 5:44

Jesús en los evangelios nos alerta sobre las herejías, la enseñanza del error: «Ustedes han oído que se dijo: ´Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo´.» Mateo 5:44.
Pero luego nos explica en que consiste la iluminación espiritual: «Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿ Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y, si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de mas hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles?», Mateo 5:44-47.

Qué es el amor incondicional, el amor por el amor mismo.

El amor a los enemigos significa que el que ama de verdad no puede odiar y no puede desearle el mal a nadie, ser puro de corazón no es ser tonto sino una persona que ve el mundo con los ojos de Dios: «Todas las cosas son puras para los puros», Tito 1:15.
El Amor don de Dios es el amor proyectado hacia toda la obra de Dios, y es además el amor libre de pasiones, porque las pasiones dividen la mente e inclinan al hombre al error, si en Dios hubiese pasiones habría una voluntad por la pasión y otra por la razón y Dios seria divisible: Padre, hijo y Espíritu Santo son una sola sabiduría, explica Tomás de Aquino: «Para que todos sean uno. Padre, así como tú estas en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros.», Juan 17:21.
Cuando recibimos este amor es cuando alcanzamos el estado de iluminación espiritual, en el cristianismo esto se llama estar lleno del espíritu santo: «Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.», Romanos 5:5.
Por este amor incondicional, somos semejantes a Dios en esencia, somos sabios como Dios es sabio: «Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto», Mateo 5:48. En términos prácticos Jesús nos esta explicando que la iluminación del alma como tal es hacer lo correcto porque es lo correcto, y no porque hay una ganancia personal que es lo que hacen los herejes y los paganos, que es la gente ignorante y mal educada.
El sentido de la vida recordemos, es aumentar el orden y la perfección del universo, y como los dones son perfecciones, Dios creo al hombre para aumentar los dones y así llevar la creación a su completa perfección.

La adoración de la sabiduría: «Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad», Juan 4:24

Tomás de Aquino nos explica: «La felicidad eterna corresponde a la visión de Dios». Pero esta visión es intelectual y en esencia porque Dios desde el punto de vista de la Metafísica es la sabiduría misma explica el teólogo, hablar de la sabiduría, es hablar de Dios.
Esto significa que solo podemos percibir a Dios con el entendimiento, y no con la razón. Tomas de Aquino nos explica que el fin de la razón son las cosas temporales, pero el fin del don de ciencia o entendimiento son las verdades eternas e inmateriales: «Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno», 2 Corintios 4:18.
El don de ciencia o entendimiento es una perfección de Dios: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto», Mateo 5:48
La adoración de la sabiduría, que es la misma visión o percepción de Dios, solo puede darse en aquellos que han alcanzado el estado de iluminación espiritual a través de la Gnosis:
«—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios—dijo Jesús.
—¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo— ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?
—Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios—respondió Jesús—.», Juan 3:3-5.
Jesús le anuncia en los evangelios, a la Samaritana que con la gracia del Espíritu Santo, luego de Pentecostés (Hechos de los Apóstoles 2:1-4), los hombres podrán alcanzar la verdadera vida, adorar al Padre, que es la visión divina y como consecuencia el grado más perfecto de la felicidad:
«—Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adorados rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacer en espíritu y en verdad.», Juan 4:21-24.
La adoración al Padre o la adoración de la sabiduría es la actividad que nos introduce en los misterios de Dios (la apertura del tercer ojo u ojo de la mente) y en vida de los ángeles y los demás seres semidivinos.

«Hijo del Hombre»: ¿Porqué Jesús usa esa expresión en la Biblia para referirse a él mismo?

El titulo «Hijo del Hombre» aparece por primera vez en el antiguo testamento en los libros de Ezequiel y Daniel. El Reino de Dios y el hijo del hombre están asociados entre si en un futuro próximo: «Estaba yo mirando en las visiones de la noche, y he aquí que en las nubes del cielo venía alguien como un Hijo del Hombre.», Daniel 7:13.
El libro de Daniel también llama al profeta hijo del hombre: «Luego vino cerca de donde yo estaba. Y cuando llegó, me atemoricé y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: —Comprende, hijo del hombre, porque la visión tiene que ver con el tiempo del fin», Daniel 8:17.
Ezequiel, en el libro que lleva su nombre recibe el mismo título: «Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.», Ezequiel 3:1. En el antiguo testamento la interpretación de este titulo es incierto.
Pero el Nuevo Testamento es mas específico. En Jesús, el titulo tiene una connotación especial. Jesús también, pero de un modo mas original, usa la expresión o el título, «Hijo del Hombre» en la Biblia para referirse a él mismo.
En el evangelio de Juan hay siete afirmaciones del «Yo soy»: «Yo soy el Pan de Vida», Juan 6:35; «Yo soy la luz del mundo», Juan 8:12; «Yo soy la Puerta», Juan 10:9; «Yo soy el Buen Pastor», Juan 10:11; «Yo soy la resurrección y la vida», Juan 11:25; «Yo soy la vid», Juan 15:5; «Yo soy el camino, la verdad y la vida», Juan 14:6.
Jesús personifica las perfecciones de Dios, es decir los dones y cualidades de Dios: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los Cielos es perfecto.», Mateo 5:48. Jesús es la segunda persona de la Santísima Trinidad junto con el Padre y el Espíritu Santo. Jesús hace en su persona, los dones de Dios (los dones son perfecciones), Jesús es la sabiduría es decir Jesús es la puerta y el pan de vida, Jesús es la guía de Dios: Jesús es el buen pastor y la luz del mundo; Jesús personifica el bien: Jesús es camino, verdad y vida.
El Reino de Dios se nos presenta como una doctrina de misterios, muchas de las enseñanzas de Jesús si bien tienen una base metafísica, no pueden ser interpretadas racionalmente, se necesita del don de ciencia: «Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las escrituras», Lucas 24:45.
El Reino de los Cielos tiene un doble sentido: el hombre busca la perseverancia de Dios, el hombre se hace «hijo de Dios»; y la perseverancia, que es un don espiritual, se personifica en Jesús, Dios se hace «hijo del hombre».

El maestro Jesús nos enseña como conectar con el espíritu santo, el maestro interior

Jesús en los evangelios nos introduce en la enseñanza del maestro interior: «Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios», Juan 3:21.
Practicar la verdad significa ser precisos y exactos, ser asertivo. Por ejemplo tenemos una cita, ser asertivo significa ser puntual en el lugar y la hora del encuentro, ni minuto mas ni minuto menos. Ser asertivo significa también cumplir con la palabra dada, cumplir adecuadamente con nuestros contratos y nuestras obligaciones con los demás, si decimos si es si y si decimos no es no: «Antes bien, sea el hablar de ustedes: «Si, si» o «No, no»; porque lo que es más de esto, procede del mal», Mateo 5:37.
El espíritu santo que es el maestro interior huye de la falsedad y el error: «Porque el santo espíritu, el educador, huye de la falsedad, se aparta de los razonamiento insensatos, y se siente rechazado cuando sobreviene la injusticia», Sabiduría 1:5.
Hay una elección de base: el camino del error o el camino de la falsedad. Conectar con el maestro interior, es conectar con la luz interior de la verdad y su camino.
Hay objetos que pueden ser percibidos con los sentidos que son los objetos físicos, pero hay objetos que solo pueden ser contemplados con la inteligencia y la razón, a las primeras las llamamos «carnales» y a las segundas «espirituales», cuando nos enseñan sobre las cosas espirituales, como la sabiduría, el alma consulta o conecta a ese maestro interior que le revela la verdad.
Por eso Jesús nos advierte de no llamar maestros a quienes no lo son: «Pero no permitan que a ustedes se les llame «Rabí», porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos. Y no llamen a nadie «padre» en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, y él está en el cielo. Ni permitan que los llamen «maestro», porque tienen un solo Maestro, el Cristo.», Mateo 23:8-10.
Cuando aceptamos el mensaje de Jesús que es vivir los dones espirituales: «Yo soy el camino, la verdad y la vida», Juan 14:6. El maestro interior viene en nuestro auxilio en los momentos de dificultad y necesidad. Jesús sobre el maestro interior nos enseña: «Y, cuando los arresten y los sometan a juicio, no se preocupen de antemano por lo que van a decir. Solo declaren solo lo que se le dé a decir en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.», Mateo 13:11.