¿Por qué debemos pedir sabiduría a Dios? La importancia de entrar al Reino de los Cielos

El Reino de los Cielos es la cultura de la excelencia: «Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto», Mateo 5:48. El Reino pregonado por Jesús es fundamentalmente un dominio o gobierno ético fundamentado en Dios: «Jesús le dijo: ¿Por que me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios.», Marcos 10:18.
Vivir los dones espirituales (los dones son perfecciones) es vivir eticamente porque todos los dones son buenos por definición.
¿Qué mas excelente que la sabiduría de lo alto, que proviene del mismo Dios?: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y el se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.», Santiago 1:5
La sabiduría de lo alto es el conocimiento de los medios correctos para vivir. La importancia de pedir sabiduría es fundamental, no podemos entrar al Reino de los Cielos sin sabiduría, porque cuando aprendemos sabiduría aprendemos a ser asertivos, es decir aprendemos a ser precisos y exactos; como por ejemplo en el juicio del Rey Salomón a las dos prostitutas en 1 Reyes 3:16-28, como cuando Jesus salva a la prostituta de ser apedreada: «Aquel de ustedes que este libre de pecado, que tire la primera piedra.», Juan 8:7
Cuando tomamos una decisión acertamos o fallamos, los valores, los mandamientos y el amor son formas del error, herejías que nos alejan del camino de la misericordia, del camino de la piedad. Además la ley del retorno premia la acertividad y castiga el error, la falla: «No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra», Gálatas 6:7.
Solo cuando recibimos sabiduría es cuando aprendemos a resolver correctamente los problemas: «La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento», Proverbios 4:7. La sabiduria además vale tanto como el dinero: «Porque la sabiduría protege como el dinero protege. Pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría preserva la vida de sus poseedores. Eclesiastés 7:12.
Dios quiere bendecirnos con su conocimiento, pero todo depende de que camino elijamos, y como lo explica el antiguo testamento: «Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la madición», Deuteronomio 30:19.

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El cristianismo en sus comienzos: la doctrina del reino de los cielos y la filosofía griega

El apóstol Pablo llega a Grecia en su segundo viaje misionero, y a través de la predicación desarrolla en la ciudad de Corinto una prospera comunidad cristiana. Es allí que la doctrina del reino de los cielos choca con la filosofía griega. Este choque, este encuentro entre el pensamiento oriental y la cultura occidental, produce un fuerte impacto en los pensamientos de Pablo, lo que se observa de manera muy marcada en algunas de sus epístolas, el cristianismo en sus comienzos no fue bien aceptado por los gentiles y los paganos a los cuales les sonaban raro algunas ideas sobre la resurrección, la salvación, y la fe en la santísima trinidad, el cristianismo es fundamentalmente y en esencia una religión iniciática y de misterios. Pablo expone la necesidad de la sabiduría de Dios sobre la sabiduría humana y de como a través de la pobreza de espíritu alcanzamos la sensatez de Dios:
«El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios. pues está escrito:
´Destruiré la sabiduría de los sabios; frustraré la inteligencia de los inteligentes´
¿Dónde esta el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filosofo de esta época? ¿No ha convertido Dios la locura en sabiduría de este mundo?
Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen. Los judíos piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría, mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles, pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es mas sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.», 1 Corintios 1:18-25.

Las enseñanzas de Jesús y los niños

Hay numerosos relatos en los evangelios sobre Jesús y los niños:
«En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: ¿Quién es el mas grande en el Reino de los cielos?. Jesús llamo a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entraran en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño será el mas grande en el Reino de los Cielos.» Mateo 18:1-4
«Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos lo reprendieron, pero Jesús les dijo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mi, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos.» Mateo 19:13-15

Jesus y los niños
Jesús nos dice que para entrar al Reino de Dios hay que ser como un niño. Tomas de Aquino, padre de a escolástica nos explica que el bien es una naturaleza y razón de causa final de los seres: todo ser desea su bien o perfección nos explica el teólogo; así como la naturaleza de la semilla es la planta que fructifica y como la naturaleza del huevo es el ave, la naturaleza del hombre es la conformidad a Dios. Para alcanzar esta conformidad necesitamos de un segundo nacimiento, de un nacimiento del espíritu. Somos niños de vuelta como resultado de la progresividad del hombre hacia su razón de causa final: Dios, la sabiduría misma. En esencia Jesús nos esta diciendo que para entrar al Reino tenemos que ser «buenos» como Dios. Dios es la fuente del bien y toda sabiduría.
Cuando recibimos al espíritu de sabiduría en nuestros corazones somos niños de vuelta.