Qué nos dice la Biblia sobre el don de la confianza o seguridad en Dios.

La fe y la esperanza son dones que se reciben con la conversión, es decir, con el paso de una vida llena de pecados a una vida de rectitud ( «Haz por los demás lo que te gustaría que hicieran por ti”, Mateo 7:12 ). La esperanza nos explica Tomás de Aquino es la seguridad de recibir la vida eterna, el conocimiento de Dios («Esto es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero», Juan 17:3). Estos dones espirituales asisten al creyente porque la razón no puede percibir la verdad: «Pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, deje atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.», 1 Corintios 13:10-12.
La percepción por parte de la mente de la verdad, es una consecuencia del nuevo nacimiento en el agua y el espíritu, en filosofía este nacimiento se denomina Gnosis: “De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios—dijo Jesús.
—¿Cómo uno puede nacer de nuevo siendo ya viejo?—pregunto Nicodemo ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?
— Yo te aseguro que quien no nazca del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios— respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo y lo que nace del espíritu es espíritu”, Juan 3:3-6
Cuando nacemos de nuevo recibimos la vida eterna y los dones que definen la integridad del hombre es decir los dones de sabiduría, entendimiento y discernimiento; y como consecuencia la esperanza se extingue o se realiza. Jesús explica esto con una bienaventuranza: «Bienaventurados los puros de corazón porque verán a Dios», Mateo 5.8. La visión de Dios hace que la fe y la esperanza den lugar a la confianza o seguridad en Dios. Este don acompaña la vida eterna, la vida contemplativa y el don de la perseverancia, la determinación diaria de evitar el mal obrando el bien. La confianza en Dios se considera la fe adulta, la fe perfeccionada por el don de ciencia. La seguridad es una comprensión diferente de la fe porque se perciben con la inteligencia las realidades divinas: «No mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas», 2 Corintios 4:18.
La Fe y la esperanza, junto con la razón o la justicia son conceptos que no pueden aplicarse al hombre espiritual, porque el hombre espiritual no esta separado de Dios, sino en comunión con el: «En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no esta sujeto al juicio de nadie, porque ´¿quien ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?´ Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.», 1 Corintios 2:15-16. También, «Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu», 1 Corintios 6:17.

La confianza es la fe perfeccionada por el don de ciencia.
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Alegría y felicidad. ¿Que son y cuál es la diferencia?

La felicidad y la alegría son emociones. La alegría es una exaltación del ánimo, es además un fruto del espíritu: «Por el contrario, el fruto del espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia», Gálatas 5:22-23.
La felicidad no figura entre los frutos del espíritu porque la alegría implica felicidad pero no al revés.
La alegría puede ser una emoción pasajera pero Jesús nos habla de la «alegría de la misericordia», como en la Parábola del hijo pródigo, que es una de las parábolas sobre la importancia de la misericordia, en Lucas 15:11-31. Un padre tiene dos hijos, uno pide por adelantado la herencia y se va a otro país, malgasta toda su fortuna y cuando sobreviene una hambruna en ese país piensa en su familia. Cuando vuelve el padre lo perdona y el hijo fiel reclama por la acción del padre, con lo cual responde:»Es justo que halla fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado», Lucas 15:31.
La alegría como don o perfección de Dios es una finalidad de la vida como la paz; la alegría es una maduración de los dones.
La felicidad, Aristóteles la define como «bienestar acompañado de virtud», para Aristóteles la felicidad es una recompensa, esta es la dimensión moral de la virtud.
La felicidad es el fin del alma humana, todos deseamos la felicidad.
Para Jesús en cambio la felicidad es una bienaventuranza, es decir tiene una dimensión ética, como en el Sermón del Monte: «felices los misericordes porque obtendrán misericordia», Mateo 5:7. La felicidad es un retorno (recibimos lo que damos, cosechamos lo que sembramos), es decir esta unida a la capacidad de colocarnos en el otro, en la empatia, para recibir felicidad hay que darla, la verdadera felicidad se comparte.