La biblia nos habla de maldiciones y bendiciones. Jesús en el Sermón del Monte nos da un grupo de bienaventuranzas con sus correspondientes bendiciones y un grupo de malaventuranzas con sus correspondientes maldiciones, estas están en el evangelio de Lucas.
Las bienaventuranzas o bendiciones, Lucas 6:20-22
¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del Hombre!
Las malaventuranzas con sus maldiciones, Lucas 6:24-26
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya han recibido su consuelo!
¡Ay de ustedes los que ahora están saciados, porque sabrán lo que es pasar hambre!
¡Ay de ustedes los que ahora ríen, porque sabrán lo que es derramar lagrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! Dense cuenta de que los antepasados de esta gente trataron así a los falsos profetas.
Las enseñanzas de Jesús en el Monte constituyen lo que se conoce como «el plan de Dios» o «el aspecto lógico de Dios», en otras palabras las bienaventuranzas describen «el principio ordenador del universo», en otras filosofías se conoce como Tao.
La bienaventuranza es un principio ordenador porque enseña, tienden al balance y retribuye, el acierto y el error tienen su retribución, premios para los progresivos, edificantes, justos, benévolos y castigos para los caóticos, los involutivos, los destructivos.
EL origen de la malaventuranza es la herejía, es decir la enseñanza del error, y su subproducto es la maldición. Cuando la herejía se transforma en un «acervo cultural», es decir cuando se traspasa de generación en generación como un «saber», surgen las maldiciones generacionales y los problemas «culturales», de difícil resolución, porque la gente se resiste al «cambio cultural», esto lo vemos con claridad en los países pobres y subdesarrollados, donde claramente el problema es la «cultura de la viveza» y el «oportunismo», una herejía del saber popular es «nadie hace la plata trabajando», este tipo de herejías que calan en la mentalidad de la gente común, destruyen la cultura del trabajo.
En el nuevo testamento tenemos varias herejías a las cuales se enfrentan Jesús y los primeros cristianos:
*La ley del Talión, «Ojo por ojo, diente por diente» en Mateo 5:38, una herejía contra la misericordia.
*»Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo» en Mateo 5:43, una herejía contra el amor al prójimo.
*La Simonía (Hechos de los Apóstoles 8:18-10), es decir el querer comprar cosas sagradas con dinero, en este caso dones espirituales.
*La ley de Moisés en Juan 8:7, la prostituta que debe ser apedreada por cometer adulterio.
Para romper con estas maldiciones generacionales, que en el fondo son problemas culturales o sociales, es necesario romper con la «cultura del error», con la «cultura de la herejía», es decir reconocerla y rechazarla.
El que rechaza la herejía y acepta el camino de la sabiduría expulsa toda maldición y acepta los premios o bienaventuranzas de la vida espiritual, esta es la esencia del guerrero espiritual. Como nos dice el apóstol Juan, «el que practica la verdad alcanza la luz», Juan 3:21.